Antes de saltar a la cancha del Estadio Olímpico de Berlín (Olympiastadion), en Alemania, para disputar la final de la Champions League 1996-97, Karl-Heinz Riedle, delantero del Borussia Dortmund, confesó a sus compañeros: “Soñé que marcaba dos goles, uno con la izquierda y otro de cabeza”.
Ese día, el 28 de mayo de 1997, el rival del Dortmund era la Juventus de Turín, un club que esperaba cerrar con broche de oro sus festejos por los 100 años de existencia con esa final. Para entonces, el club italiano ya se había coronado en la Serie A, había ganado la Supercopa de Europa, la Intercontinental y era el campeón vigente de la Champions League tras vencer en la final al Ajax un año atrás. “Somos un equipo ganador. Lo queremo todo”, decía contundentemente Marcello Lippi, el estratega de la Juve.
Lippi contaba en su plantilla con figuras como los franceses Didier Deschamps y Zinedine Zidane, así como los italianos Christian Vieri y Alessandro Del Piero. Las condiciones estaban dadas para la coronación, hasta el punto que el entrenador decía con confianza: “La Juve es difícil de batir y va más allá de sus individualidades”.
El Borussia Dortmund no era considerado favorito, ni siquiera porque jugaría la final en su propio país. Había terminado en tercera posición en la Bundesliga y había sido eliminado en la primera ronda de la Copa de Alemania. Lo rescatable hasta entonces era su coronación en la Supercopa Alemana, título obtenido justo antes de empezar el ciclo futbolístico 1996-97, que estaba por terminar con la final de la Champions.
El periódico Mundo Deportivo de la época afirmó en su previo que el Dortmund ni siquiera aspiraba a sentirse local en su propio país: “El Olympiastadion será italiano por una noche. Los seguidores del Borussia no superarán los 20,000 (aficionados) y se cree que los juventinos, entre los llegados de Italia y los que trabajan en Alemania, pueden llegar a doblarles en número”. Ante este entorno, claramente favorable para la Juve, Lippi comentó: “Si perdemos, será porque el Borussia habrá luchado mucho”.
Por su parte Ottmar Hitzfeld, el técnico del Dortmund, confiaba en su equipo. Contaba con jugadores clave como el defensa Matthias Sammer, quien como capitán había levantado con Alemania el título de la Eurocopa un año atrás.
También estaban el mediocampista Lars Ricken y el delantero Karl-Heinz Riedle, ambos alemanes y, a la postre, subcampeones de goleo de esa Champions con cuatro tantos cada uno, y el delantero suizo Stéphane Chapuisat.
Ante el favoritismo hacia la Vecchia Signora para coronarse en la final de la Copa de Europa, Hitzfeld basaba su confianza en haber dejado en semifinales al Manchester United de Alex Ferguson, donde brillaban, entre otros, el francés Eric Cantona, el noruego Ole Gunnar Solskjær, el irlandés Roy Keane, el galés Ryan Giggs y el inglés David Beckham.
Por ello, el estratega del Dortmund decía con confianza: “Debemos culminar con una victoria sobre la gran Juventus”. Por su parte, Sammer, conocedor de los antecedentes, no vacilaba en reconocer que la Vecchia era “el mejor equipo de Europa y, tal vez, del mundo”, sin embargo, no le temía: “La Juve no es invencible. Podemos lograr la victoria si nos exigimos al máximo”.
En el entorno del Dortmund había un sentimiento de revancha: I Bianconeri los había vencido con un escandaloso global de 6-1 en la final de la Copa UEFA de 1993. Esos dos partidos se sumaban a otras tres victorias del club italiano sobre el alemán en torneos europeos y un empate.
Todo parecía indicar que la Juventus extendería su reinado europeo y así se percibió al comenzar el juego, pero Vieri no estuvo fino en su definición. Con el paso del tiempo, Zidane envió un disparo al poste, dos jugadas que pudieron haber cambiado la historia.
El Dortmund, una vez que se asentó en la cancha, aprovechó una de sus mayores fortalezas: las jugadas a balón parado. En dos tiros de esquina, Riedle anotó el 1-0 y el 2-0.
En el segundo tiempo, el recién ingresado Del Piero (relegado a la suplencia por Lippi) acortó la diferencia en el marcador, pero minutos después, Lars Ricken, segundos después de haber ingresado al campo, anotó el 3-1 definitivo que coronó al Borussia Dortmund como campeón de la Champions League por primera y, hasta el momento, única vez en su historia.
Terminado el partido, el técnico Hitzfeld expresó: “Todo el mundo daba como favorito a la Juventus, incluso en Alemania, pero nuestra convicción nos ha llevado al éxito”.
Entre las diversas declaraciones que vertieron los ganadores, el zaguero Stefan Reuter reveló el sueño que Riedle les había compartido antes de comenzar el juego: “Nos dijo que marcaría dos goles, uno con la izquierda y el otro de cabeza: ¡Es increíble que su premonición se haya cumplido!”.
Karl-Heinz Riedle, delantero del Borussia Dormund
Esta final ante Juventus representó el partido número 100 para el Borussia Dortmund en torneos europeos.
En las tres finales de la Champions League anteriores, los campeones vigentes fueron derrotados: Milán, coronado en 1994, fue derrotado por el Ajax en la final de 1995; Ajax llegó a la final de 1996 y fue derrotado por la Juve, y en 1997 la Vecchia Signora fue vencida por Die Schwarzgelben (los negriamarillos).
El Borussia Dortmund fue derrotado 2-0 por el Bayern Múnich en la final de la Champions League 2012-13.
Créditos:
Investigación: Memored
Imágenes: Instagram y Facebook
Fuentes:
https://www.rsssf.org/ec/ec199697.html
https://www.transfermarkt.com.ar/borussia-dortmund_manchester-united/index/spielbericht/990545
http://hemeroteca.mundodeportivo.com/preview/1997/05/28/pagina-20/375095/pdf.html#&mode=fullScreen
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